Precios Cuidados (Volúmen II): Exceso de demanda y mercados negros

Por: Federico

“(..) En el mejor de los casos, la consecuencia de fijar un precio máximo a un artículo determinado será provocar su escasez.”  Henry Hazlitt

Es de público conocimiento que ha comenzado a regir un acuerdo de precios, en primera medida, para supermercados de Capital Federal y conurbano de la provincia de Buenos Aires, y que esta práctica comprenderá una canasta de 194 productos de “primera necesidad”.

Aunque cuestionable, este método puede ser utilizado momentáneamente como instrumento por parte del gobierno para resolver el problema un fondo, si es que está decidido a atacar la causa principal. Pero lamentablemente, la señal que se observa es que se espera que dicho control de precios mágicamente estabilice el poder de compra de una parte de la población generando bienestar y previsibilidad.

Es por eso que nos proponemos mostrar cuáles son las consecuencias principales de aplicar un control de precios, dejando de lado que finalmente es el propio estado el causante de esta presión alcista en los precios mediante el alto ritmo de emisión monetaria.

Se está considerando oportuno por parte del Estado que un bien sea accesible a un precio menor que el de equilibrio, por lo que fija dicho “techo” generando un precio máximo a cobrar por dicho bien o canasta de bienes. Lo que ocurrirá en este punto es que la cantidad demandada de bienes será mayor a la ofrecida, dejando una demanda insatisfecha y generando escasez.

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Además de este efecto, existen colaterales muy interesantes para seguir de cerca empíricamente durante los siguientes días. Para nuestro caso, una posibilidad sería que se busquen mecanismos capaces de racionar la oferta (ej. por cantidad, nivel económico o cualquier otro tipo de clasificación), dando lugar a la aparición de “mercados negros” que puedan saciar dicha escasez. Al no estar regulados, estos nuevos mercados podrían alcanzar precios aún mayores que el precio de equilibrio inicial, finalmente quitándole sentido alguno a la práctica en sí misma.

El propio Estado es el problema y busca ser la solución, pero como hemos visto no hay buenos augurios en el horizonte. El hecho de aclarar que “habrá subas (de precios) en la medida que respondan a incrementos objetivos” genera aún más incertidumbre, dado que los ajustes ya no serán suavizados sino que se darían mediante bruscas subas que aumentarían la imprevisibilidad en la economía de las personas, causando un shock temporario en nuestro sistema económico.

Recordamos a Milton Friedman (Premio Nobel de Economía) al decir: «Nosotros los economistas no sabemos demasiado, pero lo que sí sabemos es crear escasez. Si usted desea crear una escasez de tomates, por ejemplo, emita una ley por la que los negocios no puedan vender tomates a más de dos centavos por kilo. Instantáneamente tendrá escasez de tomates. Lo mismo sucede con la gasolina o el gas.»

Los mercados libres se encargan de racionar los bienes a través de los precios, pero en nuestro caso, al estar bajo un mercado regulado, estamos ansiosos por conocer cómo será el ajuste.

2 comentarios en “Precios Cuidados (Volúmen II): Exceso de demanda y mercados negros

  1. No es necesario adivinar cómo va a ser el resultado de la medida. De hecho, ya estamos viéndolo. El mejor ejemplo para saber cómo funciona un control de precios es el control de cambios que estamos aplicando al dólar, y que da como resultado el dólar negro (o blue, mejor dicho). Veamos:
    El objetivo del control de cambios era racionar los dólares escasos entre aquellos demandantes que le den un uso más productivo. Para ello se dejó un tipo de cambio «oficial». La AFIP, por su parte, actuaría como una cuasimoneda o «cartilla de racionamiento», diciéndole a los consumidores quién puede comprar dólares y quién no, independientemente de su poder de compra. El nefasto resultado fue una tremenda escalada del precio del dólar (blue). Si el objetivo era controlar y fijar el precio del mismo, la consecuencia fue justamente la contraria: el dólar subió más. Si la AFIP no hubiera prohibido la compra de dólares seguramente habrían escaseado y su precio subido, pero no tanto como subió el dólar paralelo.
    Así como existe corrupción y sobre emisión de cartillas en muchos países que aplican estos métodos, lo mismo pasa con el dólar blue. El mismo Gobierno que prohíbe comprar los dólares es quién los vende en las «cuevas». Por lo tanto, lo más probable es que la AFIP le permita comprar dólares a los «amigos» para que después estos los revendan en el mercado negro a un precio mayor. Recordemos que la AFIP actúa como una especie de cuasimoneda. Si no hay un criterio justo para la emisión de estos «permisos», va a haber corrupción». Por esta razón vemos barras bravas del fútbol vendiendo dólares en calle florida.
    Recordemos que todo esto se hizo para que el dólar no suba y evitar que unos pocos se enriquezcan. Vemos que termina sucediendo lo contrario. La devaluación es inminente y la corrupción política sale triunfando una vez más.

  2. Mati, antes que nada muchas gracias por tu comentario. Y dejame decirte que concuerdo completamente con tu opinión.
    Como bien lo estamos resaltando, es de moneda corriente que el gobierno actual emparche con medidas que apuntan a atacar las consecuencias y no las causas de los problemas actuales. Si bien algunas podrían darles bocanadas de aire para poder mantenerse hasta el fin del mandato, hay otras que, por lo menos para mi, suenan bastante contra-intuitivas y este es el caso de una de ellas (al igual que el control de cambios).
    Por otro lado, es cierto que dentro de sus planes no está sincerar el verdadero índice de inflación, ni tampoco frenar la emisión monetaria, por lo que les quedan pocas opciones de política económica que puedan seleccionar sin admitir que la verdadera causa de las subas en los precios (régimen cambiario incluido) son ellos mismos.
    Si nos remitimos a la historia vemos que no hay consecuencias promisorias con respecto a estas medidas, sino que estamos yendo a un sistema económico cada vez más cerrado, generando ineficiencias y distorsiones que al momento de ser ajustadas lamentablemente nos dolerá a todos.
    Si hablamos con argumentos y fundamentos, por más que existan ideologías y linea de pensamiento distintas, estamos de acuerdo con que esto no se sostiene en el largo plazo.
    Ya estamos acostumbrados a sufrir una crisis cada aproximadamente 10 años debido a que, claramente, la política no piensa más allá de su propio mandato. Tengo la esperanza que un día esta visión cambie y empecemos a pensar que los errores que cometemos no solamente lo pagaremos nosotros, sino también las próximas generaciones.

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